San Salvador de Jujuy no es una ciudad enorme ni tampoco una capital que deslumbre con grandes edificios. Pero tiene algo mucho mejor: una identidad fuerte, una historia larga y un paisaje que la rodea y la abraza.
Fundada en 1593, es una de las ciudades más antiguas de Argentina. Y eso se nota. Basta con caminar por el centro para ver edificios coloniales, calles que conservan su traza original, y una vida urbana que se mezcla con la tradición de los pueblos originarios y las costumbres andinas. Es una ciudad donde la historia no está encerrada en museos, sino que se vive en las plazas, en las comidas, en las fiestas.
Plaza Belgrano
Uno de los mejores puntos para comenzar a conocer San Salvador de Jujuy es la Plaza Belgrano. No solo por su valor histórico o por su ubicación céntrica, sino porque ahí está el pulso de la ciudad. Es un lugar vivo, en movimiento constante. A cualquier hora del día hay algo pasando: estudiantes sentados en los bancos repasando apuntes o simplemente charlando; y turistas que se detienen a sacar fotos, curiosos, mirando hacia todos lados.
En primavera, cuando florecen los naranjos, el perfume a azahar se vuelve parte del paseo. Se mezcla con el sonido de la fuente, con las voces de los niños, con el aroma del café que llega desde los bares de la vuelta. Todo eso hace que la plaza no sea solo un lugar bonito, sino uno que se siente.
Frente a la plaza está la Catedral de San Salvador, una construcción blanca, sobria por fuera, pero con detalles que remiten de inmediato a otra época: faroles, puertas de madera maciza, columnas antiguas. Adentro, el altar dorado y las esculturas talladas invitan al silencio, incluso si uno no es religioso.
A un costado está el Cabildo, uno de los pocos que se conservan en el país. Fue sede del gobierno colonial y hoy funciona como museo y Centro Cultural. A veces hay muestras temporarias, actos, conciertos pequeños. Es de esos edificios donde la historia no está congelada, sino que sigue teniendo uso.
En el centro exacto de la plaza, rodeada de caminos de laja y césped bien cuidado, está la estatua ecuestre de Manuel Belgrano, señalando hacia el horizonte. No es solo un adorno: es un recordatorio de que esta ciudad fue protagonista en los tiempos de la independencia, cuando Belgrano pasó por acá y organizó las tropas del Ejército del Norte.
Pero la Plaza Belgrano no es un museo al aire libre. Lo que la hace especial es su vida diaria. Es común ver a la gente leyendo en un banco, tomando mate al atardecer, sacando a pasear al perro, o simplemente descansando bajo la sombra de los árboles. Alrededor hay cafés, librerías, locales de ropa, bancos, kioscos, heladerías. Todo lo que uno necesita, y también todo lo que uno no busca pero aparece: una feria artesanal inesperada, una obra de teatro callejera, una charla con un desconocido.
Y si uno se aleja apenas unos pasos, puede seguir descubriendo más rincones con historia: la Casa de Gobierno, con sus salones de época y el Salón de la Bandera; el Teatro Mitre, con más de un siglo de cultura jujeña en sus butacas; o las calles Belgrano y Lavalle, que concentran comercio, cafés tradicionales y el ir y venir cotidiano de la ciudad.
El Xibi Xibi: el parque que cambió la ciudad
A unas cuadras del centro está el Parque Lineal Xibi Xibi, que sigue el curso del río que atraviesa la ciudad. Hoy es uno de los lugares más lindos de San Salvador.
Hay senderos para caminar, hacer deporte o simplemente sentarse a ver pasar la tarde. Hay juegos para chicos, espacios de sombra para hacer un picnic, anfiteatros, murales, y esculturas hechas por artistas locales. Todo con el sonido del río de fondo.
Los fines de semana está lleno de familias, jóvenes con sus mates, niños corriendo. Es un parque que no parece una postal: es real, es usado y es querido por la gente.
Clima ideal para todo el año
El clima en Jujuy es uno de esos detalles que no siempre se mencionan, pero que hacen la diferencia. No hace demasiado calor ni demasiado frío, y el cielo está despejado la mayor parte del año.
Los veranos son lluviosos —el paisaje se pone verde, el río crece y todo florece—. Los inviernos, en cambio, son secos y frescos, con mañanas frías pero con sol casi asegurado. A veces, si tenés suerte, puede nevar en las zonas más altas de la ciudad.
Gastronomía para disfrutar
Comer en Jujuy es una forma de conocerla. En los restaurantes, peñas o comedores del centro, se puede probar locro, humitas, tamales, empanadas jugosas y también platos más actuales pero con ingredientes del norte.
Cada comida tiene una historia: una abuela que la enseñó, una feria donde se compran los ingredientes, una celebración detrás. Y eso se nota. Acá no es raro que un almuerzo se alargue, que alguien te cuente de dónde viene el maíz o por qué esa empanada lleva papa.
Con su mezcla de historia arraigada y un entorno natural espectacular, invita a los turistas a vivir una experiencia enriquecedora que destaca la autenticidad cultural y las maravillas naturales de esta región única en Argentina.
Además, en San Salvador de Jujuy se pueden encontrar numerosos restaurantes, bares y cafés que ofrecen la deliciosa gastronomía regional, como el locro, la humita o el tamal, entre otros.
